viernes, octubre 25, 2024

¿Permisividad en el hurto y el robo en tiendas?

En Estados Unidos de América existen una serie de ciudades, antes orgullosas y ejemplares, que sufren una degradación física evidente por obra y gracia de la legislación decidida en estos últimos años. Una punta de lanza de la rica y soleada California es San Francisco. Pues bien, ahora es normal ver cómo muchas tiendas que en otros tiempos eran resplandecientes negocios, o ya no existen o tratan de sobrevivir ante la delicuencia que sufren directamente. El reglamento responsable de esta situación es la Propuesta 47, aprobada en 2014, que trata como delitos no violentos los robos de bienes con importe inferior a 950 dólares; de esa derivada se han producido una serie de consecuencias que vienen a resumirse en que a los comercios y a las autoridades no les compensa perseguir a los delincuentes de manera que, existe algo parecido a una impunidad de facto ante el robo. La lógica consecuencia ofrece un paisaje comercial degradado de progresiva desaparición.

¿Por qué? Quién en su sano juicio emprendería este tipo de iniciativas legales que fomentan la impunidad, la criminalidad y por ende, la degradación?

En los últimos tiempos, quizás de forma más evidente en la última década, parece que existen una serie de objetivos materiales en las políticas occidentales que sufren invariablemente el envite de políticas decididas a acabar con ellos. Tanto en EEUU, como en la UE, sus normativas, o mejor dicho, sus híper regulaciones interminables están ocasionando una terrible pandemia burocrática, en ocasiones sin sentido aparente, que no se acomplejan lo más mínimo ante un futuro distópico.

No es poca la gente que nos explica el cambio de paradigma que estamos sufriendo desde la globalización, internet, el big data y la Inteligencia artificial.

No es, por tanto, descabellado inferir que el mundo físico interfiere con cualquier pretensión de imponer una vía digital de control y de estilo de vida. Ello parece compatible con cada una de las políticas decididas a demoler el sector primario, el secundario, y cualquier elemento que transcurra en exteriores.

Piensen y no teman a caer en la cuenta que, un plan quinquenal, además de ser una conspiración en democracia por los derechos y soberanías que conculca, es propio de sistemas comunistas o totalitarios. 

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